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martes, 25 de septiembre de 2012

¿Qué regar, patatas o naranjos? Un gran dilema en l’Alcora de 1.953.



A lo largo del tiempo han ido cambiando el valor dado a los recursos naturales, en la actualidad y dada la situación de abandono por falta de rentabilidad de la huerta que riega del pantano de l’Alcora, seria impensable que se produjera un enfrentamiento en la localidad sobre que tipo de cultivo habría que regar con la escasa agua disponible.
El agua aunque sigue siendo en nuestro entorno un bien precioso y escaso, ya no es determinante para la subsistencia, esto no fue así incluso en épocas recientes, pues la perdida de un cultivo por falta de riego reportaba serias dificultades  e incluso el que algunas personas pasaran hambre.
El año 1.952 fue uno de los mas secos del siglo pasado,  llovió un 50% por ciento de la medía de los años inmediatos, la sequía se prolongo en la primavera de 1.953 en la que apenas llovió.
En l’Alcora se empezó a construir el pantano, con el cual las gentes del pueblo pensaban que se iba a solucionar su ancestral problema de falta de agua, y que por fin desaparecían las duras condiciones de vida, que en los periodos de sequía tenían que soportar las gentes más humildes.
Vista del pueblo sobre 1.930 con parte de la huerta en primer plano
se puede apreciar el esmero en que se trabajaban las
huertas en aquella época..
Pero en el año 1.953 el pantano todavía no podía embalsar, y el río estaba prácticamente seco. Por parte del Sindicato de Riegos se instaló una bomba en la confluencia del barranco de la Foia con el río de Llucena  en un intento de  aumentar el caudal de agua disponible, así mismo se intento reparar el Azud nuevo, el cual desde su construcción se sabia que dejaba escapar el agua por sus cimientos, (según se comentaba como una concesión del Ayuntamiento, responsable del riego en tiempos en que se construyo a los regantes de las Granjetas[i]), todo esto que no aportó prácticamente casi nada de agua, si que consiguió iniciar una gran controversia con los regantes de las Granjetas, que terminó en un pleito que tuvo una importante repercusión en los años posteriores.
Con las escasas aguas de que se disponía, durante el mes de Abril y primeros de Mayo se pudo dar una tanda[ii] de riego a patatas y hortalizas, por lo que siguiendo con la rotación de los riegos, la próxima tanda correspondía al riego de trigo y  arbolado, básicamente naranjos.
En la distribución de la propiedad de la huerta existían dos grupos de propietarios claramente diferenciados en cuanto a la extensión y aprovechamientos de sus propiedades, existía una minoría de medianos terratenientes que poseían una media de quince a treinta “barcelles” (de una a dos hectáreas) de terreno en la huerta de la Villa, esta extensión que en la actualidad no parece excesivamente grande, en la época era considerada importante, sobre todo si se comparaba  con la de la mayoría de los pequeños propietarios, pues estos poseían como mucho una o dos  barcelles[iii]. Los mayores propietarios desde siempre habían cultivado la huerta pensando en productos para la venta, ya con anterioridad a la Guerra Civil la mayoría de estas propiedades  estaban plantadas de naranjos, y aunque en los años de posguerra se arrancaron para sembrar trigo, a principio de los años cincuenta se estaba volviendo a recuperar su cultivo, los pequeños propietarios destinaban sus huertas a cultivos para autoconsumo, mayoritariamente patatas y hortalizas, en menor proporción trigo, y algo de alfalfa y maíz   para el  consumo de los animales de corral.
Vista parcial de la huerta en 2.012
se puede observa el abandomo en
que se encuentra en la actialidad
A mediados de Mayo una vez terminada la tanta, la escasa agua procedente del río se fue acumulando en la balsa la Vila, para una vez llena empezar regar, el ambiente del pueblo se fue caldeando, pues en caso de poner la tanda al trigo y los naranjos se perdería la cosecha de patatas, los pequeños propietarios aleccionados por alguna autoridad local imbuida del populismo que pretendía representar en aquel tiempo el Régimen, presionaron a los miembros del Sindicato para que no se siguiera el orden de riego establecido, y se pusiera  tanda a patatas y hortalizas..
El 24 de mayo de 1.953 la junta del Sindicato, ante la presión de los pequeños propietarios no se atrevió a poner tanta a los naranjos a pesar que  casi la totalidad de sus miembros eran grandes propietarios, y acordaron convocar una Junta General Extraordinaria de la Comunidad de Regantes, “para que sea la asamblea quien decida que se tiene que regar”.
El día 27 de mayo se celebró la Junta General Extraordinaria en el local del Sindicato Agrícola de San José con la asistencia “de la Junta Directiva del Sindicato, Asesor del mismo y Autoridades locales, una  mayoría absoluta de los comuneros bajo la presidencia del señor presidente D. José Peña Catalán”, no consta en el acta que no asistió por encontrase enfermo el secretario del Sindicato D. Antonio Peña Martín.
Al comienzo de la asamblea el sr. presidente dio cuenta de las dificultades que se estaban atravesando por falta de agua, y menciono los trabajos que se estaban realizando en el rió y el azud para captar mas caudal, dejando para el final de la reunión el explicar dicho trabajos con detalle.
Tras este preámbulo el presidente expuso los motivos por lo que se había convocado la asamblea con las siguientes palabras:
Dada la gran responsabilidad que en la próxima tanta representa tomar una determinación, que sin querer lesionará intereses de los comuneros, por la falta de agua suficiente, esta Junta, tras intensas y amplias discusiones de las que no pudo llegar a un acuerdo, decidió convocar a esta Asamblea consultiva de los comuneros de la huerta de la villa, para que entre todos procuremos tomar el acuerdo o resolución más conveniente a nuestros intereses. Dada la envergadura del problema a tratar, que afecta no solo a intereses particulares, sino a otros de índole general, que puedan afectar a toda la población, he tenido a bien suplicar a nuestras Autoridades locales, el que asistan a esta Asamblea, para que con su consejo y responsabilidad puedan ayudarnos a enfocar y resolver debidamente esta angustiosa y apasionada situación”
Tras esta exposición de motivos el presidente invitó a los asistentes “para que prescindiendo de discusiones inútiles y poder enfocar con la debita alteza de miras, el proyecto de la distribución de la futura tanda, viesen de estudiar la forma mas equitativa y factible para acordar el tandeo de la huerta de la villa”
Según testimonio de personas que asistieron a la asamblea la discusión fue fuerte y acalorada, por una parte los grandes propietarios se amparaban en la costumbre sobre el orden de las tandas, y argumentaban de que si no tenían sembradas patatas, estas las compraban con el dinero que les proporcionaba la venta del trigo y las naranjas, a esto se oponían los pequeños propietarios y las autoridades con el argumento de que si se perdía la cosecha de patata la situación del pueblo sería insostenible volviendo el hambre de los años de posguerra.
Tras fuertes discusiones se le concedió la palabra a D. Vicente Vives Chiva, que propuso a la Asamblea que se pusiera la tanda a patatas y hortalizas, lo que se acordó por aclamación, matizando que solo se regarían dos barcellas por propietario. Consta la oposición de D. Manuel Peña Catalán en representación de su padre D:Antonio Peña Martín, secretario del Sindicato, el cual a partir de esta fecha dejó de asistir a las reuniones del mismo, teniendo que ser sustituido con fecha 7-6-1953 por D. José Gasch Grangel.
A pesar de que el acuerdo por aclamación era contrario al reglamento de la Comunidad de Regantes que otorgaba los votos en función de la superficie de huerta del que se era propietario, el acuerdo no fue impugnado. La falta de rentabilidad de la huerta que ya empezaba a manifestarse en esta época, y la percepción de que no podrían defender sus intereses sobres la utilización del agua, hizo que los grandes propietarios se distanciaran del sindicato, distanciamiento que se manifestó en los años posteriores en su oposición a la construcción del pantano. Este distanciamiento no fue generalizado,  pues las personas que ocuparon los cargos más importantes en le Sindicato en los años posteriores y que lideraron la construcción del pantano  eran grades propietarios.
Pequeña huerta actual para autoconsumo
con riego a goteo, un ejemplo de las
pequeñas huertas que mantienen
aficionados en los "masets".
La proximidad a nuestro tiempo de la historia relatada, nos da una visión del gran cambio que ha protagonizado nuestra sociedad, a pesar de las dificultades que se están atravesado, tenemos que ser concientes de que los tiempos pasados no fueron mejores, la decisión de utilizar la escasa agua que transcurría por el rió Llucena en un determinado cultivo, podía llegar a suponer que muchos habitantes de l’Alcora pasasen hambre.
L’Alcora, Septiembre 2012          



[i] Como “Granjetas” se conocen en l’Alcora unas pequeñas huertas que riegan del río de Llucena, que captan el agua , aguas abajo del azud de la huerta de la Villa.
[ii] Tanda sistema e riego, en el que se van regando las parcelas de un determinado cultivo, por orden a su situación.
[iii] La “barcella”, es una unidad de superficie equivalente a la “fanecada” de La Plana de Castellón,
equivale a  833 m2.

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