A lo largo del tiempo han ido cambiando el valor dado a los recursos
naturales, en la actualidad y dada la situación de abandono por falta de
rentabilidad de la huerta que riega del pantano de l’Alcora, seria impensable
que se produjera un enfrentamiento en la localidad sobre que tipo de cultivo
habría que regar con la escasa agua disponible.
El agua aunque sigue siendo en nuestro entorno un bien precioso y
escaso, ya no es determinante para la subsistencia, esto no fue
así incluso en épocas recientes, pues la perdida de un cultivo por falta de
riego reportaba serias dificultades e
incluso el que algunas personas pasaran hambre.
El año 1.952 fue uno de los mas secos del siglo pasado, llovió un 50% por ciento de la medía de los
años inmediatos, la sequía se prolongo en la primavera de 1.953 en la que
apenas llovió.
En l’Alcora se empezó a construir el pantano, con el cual las gentes
del pueblo pensaban que se iba a solucionar su ancestral problema de falta de
agua, y que por fin desaparecían las duras condiciones de vida, que en los
periodos de sequía tenían que soportar las gentes más humildes.
Vista del pueblo sobre 1.930 con parte de la huerta en primer plano se puede apreciar el esmero en que se trabajaban las huertas en aquella época.. |
Pero en el año 1.953 el pantano todavía no podía embalsar, y el río
estaba prácticamente seco. Por parte del Sindicato de Riegos se instaló una
bomba en la confluencia del barranco de la Foia con el río de Llucena en un intento de aumentar el caudal de agua disponible, así
mismo se intento reparar el Azud nuevo, el cual desde su construcción se sabia
que dejaba escapar el agua por sus cimientos, (según se comentaba como una
concesión del Ayuntamiento, responsable del riego en tiempos en que se
construyo a los regantes de las Granjetas[i]),
todo esto que no aportó prácticamente casi nada de agua, si que consiguió
iniciar una gran controversia con los regantes de las Granjetas, que terminó en
un pleito que tuvo una importante repercusión en los años posteriores.
Con las escasas aguas de que se disponía, durante el mes de Abril y
primeros de Mayo se pudo dar una tanda[ii] de
riego a patatas y hortalizas, por lo que siguiendo con la rotación de los
riegos, la próxima tanda correspondía al riego de trigo y arbolado, básicamente naranjos.
En la distribución de la propiedad de la huerta existían dos grupos de
propietarios claramente diferenciados en cuanto a la extensión y
aprovechamientos de sus propiedades, existía una minoría de medianos
terratenientes que poseían una media de quince a treinta “barcelles” (de una a
dos hectáreas) de terreno en la huerta de la Villa, esta extensión que en la actualidad no
parece excesivamente grande, en la época era considerada importante, sobre todo
si se comparaba con la de la mayoría de
los pequeños propietarios, pues estos poseían como mucho una o dos barcelles[iii].
Los mayores propietarios desde siempre habían cultivado la huerta pensando en
productos para la venta, ya con anterioridad a la Guerra Civil la mayoría de
estas propiedades estaban plantadas de
naranjos, y aunque en los años de posguerra se arrancaron para sembrar trigo, a
principio de los años cincuenta se estaba volviendo a recuperar su cultivo, los
pequeños propietarios destinaban sus huertas a cultivos para autoconsumo,
mayoritariamente patatas y hortalizas, en menor proporción trigo, y algo de
alfalfa y maíz para el consumo de los animales de corral.
Vista parcial de la huerta en 2.012 se puede observa el abandomo en que se encuentra en la actialidad |
A mediados de Mayo una vez terminada la tanta, la escasa agua
procedente del río se fue acumulando en la balsa la Vila, para una vez llena
empezar regar, el ambiente del pueblo se fue caldeando, pues en caso de poner
la tanda al trigo y los naranjos se perdería la cosecha de patatas, los
pequeños propietarios aleccionados por alguna autoridad local imbuida del
populismo que pretendía representar en aquel tiempo el Régimen, presionaron a
los miembros del Sindicato para que no se siguiera el orden de riego
establecido, y se pusiera tanda a patatas
y hortalizas..
El 24 de mayo de 1.953 la junta del Sindicato, ante la presión de los
pequeños propietarios no se atrevió a poner tanta a los naranjos a pesar
que casi la totalidad de sus miembros
eran grandes propietarios, y acordaron convocar una Junta General
Extraordinaria de la
Comunidad de Regantes, “para
que sea la asamblea quien decida que se tiene que regar”.
El día 27 de mayo se celebró la Junta General Extraordinaria en
el local del Sindicato Agrícola de San José con la asistencia “de la Junta Directiva del Sindicato, Asesor
del mismo y Autoridades locales, una
mayoría absoluta de los comuneros bajo la presidencia del señor presidente
D. José Peña Catalán”, no consta en el acta que no asistió por encontrase
enfermo el secretario del Sindicato D. Antonio Peña Martín.
Al comienzo de la asamblea el sr. presidente dio cuenta de las
dificultades que se estaban atravesando por falta de agua, y menciono los
trabajos que se estaban realizando en el rió y el azud para captar mas caudal,
dejando para el final de la reunión el explicar dicho trabajos con detalle.
Tras este preámbulo el presidente expuso los motivos por lo que se
había convocado la asamblea con las siguientes palabras:
“Dada la gran responsabilidad que
en la próxima tanta representa tomar una determinación, que sin querer
lesionará intereses de los comuneros, por la falta de agua suficiente, esta
Junta, tras intensas y amplias discusiones de las que no pudo llegar a un
acuerdo, decidió convocar a esta Asamblea consultiva de los comuneros de la
huerta de la villa, para que entre todos procuremos tomar el acuerdo o
resolución más conveniente a nuestros intereses. Dada la envergadura del
problema a tratar, que afecta no solo a intereses particulares, sino a otros de
índole general, que puedan afectar a toda la población, he tenido a bien
suplicar a nuestras Autoridades locales, el que asistan a esta Asamblea, para
que con su consejo y responsabilidad puedan ayudarnos a enfocar y resolver
debidamente esta angustiosa y apasionada situación”
Tras esta exposición de motivos el presidente invitó a los asistentes “para que prescindiendo de discusiones
inútiles y poder enfocar con la debita alteza de miras, el proyecto de la
distribución de la futura tanda, viesen de estudiar la forma mas equitativa y
factible para acordar el tandeo de la huerta de la villa”
Según testimonio de personas que asistieron a la asamblea la discusión
fue fuerte y acalorada, por una parte los grandes propietarios se amparaban en
la costumbre sobre el orden de las tandas, y argumentaban de que si no tenían
sembradas patatas, estas las compraban con el dinero que les proporcionaba la
venta del trigo y las naranjas, a esto se oponían los pequeños propietarios y
las autoridades con el argumento de que si se perdía la cosecha de patata la
situación del pueblo sería insostenible volviendo el hambre de los años de
posguerra.
Tras fuertes discusiones se le concedió la palabra a D. Vicente Vives
Chiva, que propuso a la
Asamblea que se pusiera la tanda a patatas y hortalizas, lo
que se acordó por aclamación, matizando que solo se regarían dos barcellas por
propietario. Consta la oposición de D. Manuel Peña Catalán en representación de
su padre D:Antonio Peña Martín, secretario del Sindicato, el cual a partir de
esta fecha dejó de asistir a las reuniones del mismo, teniendo que ser
sustituido con fecha 7-6-1953 por D. José Gasch Grangel.
A pesar de que el acuerdo por aclamación era contrario al reglamento de
la Comunidad
de Regantes que otorgaba los votos en función de la superficie de huerta del
que se era propietario, el acuerdo no fue impugnado. La falta de rentabilidad
de la huerta que ya empezaba a manifestarse en esta época, y la percepción de
que no podrían defender sus intereses sobres la utilización del agua, hizo que
los grandes propietarios se distanciaran del sindicato, distanciamiento que se
manifestó en los años posteriores en su oposición a la construcción del pantano.
Este distanciamiento no fue generalizado, pues las personas que ocuparon los cargos más
importantes en le Sindicato en los años posteriores y que lideraron la construcción
del pantano eran grades propietarios.
Pequeña huerta actual para autoconsumo con riego a goteo, un ejemplo de las pequeñas huertas que mantienen aficionados en los "masets". |
La proximidad a nuestro tiempo de la historia relatada, nos da una
visión del gran cambio que ha protagonizado nuestra sociedad, a pesar de las
dificultades que se están atravesado, tenemos que ser concientes de que los
tiempos pasados no fueron mejores, la decisión de utilizar la escasa agua que
transcurría por el rió Llucena en un determinado cultivo, podía llegar a
suponer que muchos habitantes de l’Alcora pasasen hambre.
L’Alcora, Septiembre 2012
[i] Como “Granjetas” se
conocen en l’Alcora unas pequeñas huertas que riegan del río de Llucena, que
captan el agua , aguas abajo del azud de la huerta de la Villa.
[ii] Tanda sistema e riego, en
el que se van regando las parcelas de un determinado cultivo, por orden a su
situación.
[iii] La “barcella”, es una
unidad de superficie equivalente a la “fanecada” de La Plana de Castellón,
equivale a 833 m2.
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