En un trabajo que realice en 2.010, sobre la evolución demográfica en l’Alcora en el siglo XIX, pude constatar la profunda crisis, que al menos a nivel demográfico, se padeció entre los años de 1.830 a 1.841, en l’Alcora. Es un hecho que bien merece un estudio a fondo de sus causas, en un intento de conocer unas de las épocas más oscura y triste de nuestra historia.
El trienio liberal que comenzó con el triunfo el general Riego en la batalla de Alcolea en 1.820, forzó a Fernando VII a acatar la constitución de 1.812, tras varias intrigas propiciadas por el mismo rey, termino con la entrada el 17 de abril de 1823 de los 100.000 hijos de San Luis, voluntarios procedentes de las potencias absolutistas europeas, entre las que se encontraba Francia, restableciendo el absolutismo, dando paso a lo que se ha venido a conocer como la década ominosa, con una fuerte represión sobre los principales dirigente liberales, los que no fueron encarcelados o ejecutados, tuviesen que exiliarse, lo que privó a país de los personajes más capaces. Por otro lado tras batalla de Ayacucho acontecida el 9 de diciembre de 1.824, se afianzaba la independencia de las colonias continentales americanas, que culmino con el fin de la resistencia española en Chiloé y el Callao en enero de 1.826. La situación a finales de la década de 1.820 no podía ser más caótica, pues a lo expuesto, se unía la necesidad de dotar al país de unas estructuras que lo modernizasen, liquidando los modos y privilegios que aun sobrevivían del Antiguo Régimen. A todo esto se unía la incertidumbre sobre la sucesión a la corona, pues el monarca no tenía descendencia.
El 11 de Diciembre de 1.829 Fernando VII contrajo matrimonio con su sobrina María Cristina de Borbón, con la que tuvo dos hijas, la primogénita Isabel II nació el 10 de Octubre de 1.830, previamente a su nacimiento el rey había publicado la pragmática sanción por la que se abolía la Ley Sálica, que impedía que las mujeres pudiesen reinar. En octubre se constituye una junta de resistencia liberal Bayona dirigida por Istúriz y Calatrava, dos de los políticos más importantes del ala progresista liberal, en Francia la revolución liberal de Julio que llevo al trono a Luis Felipe, permitió que los liberales españoles pudieran organizar la resistencia desde el país vecino, produciéndose varios intentos de penetración por parte de los generales Chapalangarra y Mina.
En septiembre de 1.832 enferma el rey y se deroga la pragmática sanción, formándose un gobierno al frente del cual se situó a Cea Bermúdez, un absolutista moderado que intento una suave apertura del régimen, figurando María Cristina como regente del reino, y promulgando una amnistía.
En estos primeros años de la década hasta 1.832 inclusive, debieron ser para l’Alcora de una relativa prosperidad, a pesar de la situación general de la nación, la Real Fábrica funcionó con normalidad, el saldo demográfico[1] de estos tres años se sitúa en 290 personas, con una alta tasa de nacimientos y bajas defunciones.
A finales de 1.832 es restablecida la pragmática sanción, el rey, restablecido de su enfermedad toma las riendas del gobierno, en febrero de 1.833 D. Carlos sale hacia Portugal, dejando claro que no aceptara a Isabel como reina, en junio las Cortes juran como heredera a Isabel II, el 29 de Septiembre muere Fernando VII, siendo proclamada reina Isabel II, bajo la regencia de su madre María Cristina de Borbón. El 1 de octubre D. Carlos de proclama rey con el nombre de Carlos V. Tras el abandono de la regente por los absolutistas que apoyaron a D. Carlos, ésta tuvo, aunque a su pesar, que, confiar el gobierno a los liberales moderados, promulgando el Estatuto Real, como Constitución otorgada para el Reino, el 10 de mayo de 1.834.
Con fecha 13 de noviembre de 1.833, cuarenta y cuatro días después de la autoproclamación de Carlos V, ya tenemos constancia de que sus partidarios de l’Alcora, se unieron a un batallón llegado de Villarreal, comandado por Joaquín Llorens (Nius). La noche 26 de Octubre según se relata en el BOP[2] fueron detectadas fuerzas carlistas en los alrededores de l’Alcora, que al parecer fueron rechazadas y perseguidas por la Milicia Urbana de la población, poniéndolo como ejemplo de cómo debían ser tratados los faccioso por los pueblos, la existencia de una Milicia Urbana de la población, indica la existencia de elementos liberales de importancia, sin embargo tenemos constancia de una multa impuesta al pueblo de l’Alcora de 60.000 reales de vellón, por parte del Gobernador Militar de Castellón, como castigo por no haber combatido a la facción del Serrador en la acción que con fecha 18 de diciembre de 1,834, realizo sobre la población. El importe de la multa, es gastado en reponer los estragos causados y en fortificar le población, destacando la reposición de 58 fusiles y cuatro escopetas, que se llevó de l’Alcora la indicada facción.
En enero 1.833, fue declarada una epidemia de cólera morbo. El foco de entrada que afecto a l’Alcora se produjo por el puerto de Barcelona desde donde se fue propagando a toda la costa mediterránea. Las cifras oficiales hablan de 450.000 afectados y 102.000 muertos entre enero de 1.833 y enero de 1.835 en toda España, en cuanto a l’Alcora la media de defunciones de los cinco años comprendidos entre 1.827 y 1.832 fue de 171 fallecimientos pasando a ser 227 en 1.833 y 286 en 1.834.
Durante los años 1,833 y 34 los nacimientos se mantienen constante en l’Alcora, con un fuerte incremento de las defunciones, en el año 34 se da un saldo demográfico negativo de 30 personas, tanto en el BOP de Castellón como en la Gaceta de Madrid[3], no hay menciones sobre el entrono de l’Alcora, las acciones de guerra debieron ser mínimas, tal como indicamos fue la epidemia de cólera la consecuencia de la crisis demográfica.
El año 1835, comienza con una clara ventaja para la causa carlista, tan es así que en el mes de mayo D. Carlos, se instala en Estella con una singular corte formada por parte de los nobles que le son afines, así como muchos de generales advenedizos con los que cuenta la facción, en junio se produce el primer sitio de Bilbao por parte de los carlistas, el cual tuvieron que levantar al ser herido el principal estratega el ejercito carlista del norte, Zumalacárregui, este moría el 3 de Julio, el 16 de julio, la victoria isabelina de Mendigorría contrarresta el poderío carlista, entrando las operaciones en un periodo sin supremacía por ninguna de ambas partes. En cuanto al gobierno el 4 de Julio suprime la compañía de Jesús y el 25 los convento de las demás ordenes con menos de 12 profesos, en julio se producen asaltos a conventos en varias poblaciones, sin que las fuerzas gubernamentales intervengan para impedirlas, en octubre se disuelven todas las órdenes religiosas, excepto las dedicadas a la enseñanza de niños pobres y a la formación de misioneros para Filipinas, estas acciones enfrentan a la Iglesia, con el gobierno, con un acercamiento de esta a los carlista, los pulpitos serán a partir de estos hechos tribunas desde donde se predicara la razón de la causa carlista. Las acciones en el Maestrazgo son esporádicas y mal planeadas, el 11 de noviembre D. Carlos nombra a Cabrera Comandante General del Bajo Aragón, esté empezará a formar un ejército regular con los resto de las partidas que vagan por el Maestrazgo, la presencia de los carlistas todavía no ha alcanzado la relevancia de tendrán en los años posteriores.
En el entrono de l’Alcora el año 1,835, fue relativamente tranquilo, las acciones de guerra fueron mininas, y los efectos de la epidemia de cólera no se dejaron sentir con la intensidad de los años precedentes, la acción del Serrador de finales de 1834 así como el pago de la multa impuesta por la Gobernación de Castellón, debió de pesar en el desarrollo vital de la misma, aunque no consta que se padeciese una hambruna externa en muchas familias se debió de rozar el límite de subsistencia, el saldo demografico del año fue negativo en 2 personas, con 142 defunciones de “albaest”, muy por encima de lo habitual en años normales.
El año 1836, fue a nivel nacional un año sumamente conflictivo, se promulgo la primera ley de desamortización eclesiástica, ente julio y noviembre se produjo la expedición del general carlista Miguel Gómez, que desde el País Vasco, recorrió todo el norte hasta Galicia, cruzando la meseta y Andalucía hasta Cádiz, volviendo al País Vasco, por Extremadura y Castilla, en agosto ante la situación de desconcierto en que vive el país se produce un motín de suboficiales en la Granja, que logra hacerse con el poder, restaurando la constitución de 1.812, forma gobierno José María Calatrava, que decreta una quinta de 100.000 hombres, para vencer la insurrección carlista, en octubre se reúnen cortes constituyentes. Del 20 de octubre al 25 de diciembre se produce el segundo sitio de Bilbao, por parte de los carlistas, que será levantado por Espartero, termina en año con la victoria isabelina de Luchana. La guerra volvía a estancarse. En cuanto al Maestrazgo las fracciones del Cabrera, el Serrador, Forcadell, etc. se mueven con toda impunidad, siendo unificadas bajo el mando de Cabrera, el apoyo de los pueblos es notorio, sobre todo en el Maestrazgo, debido a la incertidumbre creada con la desamortización. Madoz en su diccionario relata que “en Julio de 1.836 entró Cabrera en l’Alcora con los batallones de Tortosa y el 1º de Valencia, recogió víveres, caballos y dineros, y regresó a Cantavieja salvando el fruto de su expedición” A partir de julio debido a la participación de Cabrera en la expedición de Gómez, las acciones en la zona fueron escasas.
En el BOP, se publica el 1 de Junio de 1.836, el reparto de los impuestos para cubrir el mantenimiento del Juzgado de Lucena, correspondiéndole a l’Alcora la cantidad de 21.347 reales y 9 maravedíes, y el 14 se reparten los gastos para aguaciles asignándole a l’Alcora 918 reales. La Gaceta de Madrid el 10 de julio publica un exhorto del recién nombrado Gobernador de Castellón, en el que se marca como primer objetivo “purgar este suelo leal de las hordas de foragidos que lo talan” y un llamamiento a participar a los electores en la elección de los diputados a las Cortes Constituyente.
El Gobierno Militar de Castellón con fecha 29 de Julio, en respuesta al colaboracionismo de la mayoría de los pueblos con los carlistas, envía una circular a los pueblos de la provincia, en la que se determina la responsabilidad de los alcaldes que colaboren con la facción, la forma que deben actuar en caso de ser atacados, y la responsabilidad de los pueblos de sufragar los gastos si no se defendieren. Los pueblos se encontraban desprotegidos por parte de las fuerzas gubernamentales y además tenían que pagar los coste que podían ocasionar las fuerzas carlistas, la reacción de la mayoría de los pueblos, fue la de no pagar los impuestos, al no disponer el gobierno de una fuerza que pudiera tomar medidas coercitiva que los obligará.
A nivel poblacional 1.836, fue un año terrible para l’Alcora, el saldo demográfico fue negativo en 31 persona, con la defunción de 285 personas, 198 “albaets”, la mayor cantidad del siglo, en los meses de Julio y Agosto se dan 40 defunciones de “albaets” cada mes, la población debió de sufrir una hambruna extrema, la acción de Cabrera debió de ser un saqueo, que debieron de soportar posiblemente los más pobres, otra hipótesis seria que la gente asustada no se atrevía a ir a buscar el agua a las fuentes con mejor agua más alejadas de la población, el hambre y las aguas no potables de las fuentes de “Baix la Vila”, debieron de ser la causa de la alta mortalidad. Desde la perspectiva actual cuesta hacerse la idea del fallecimiento de 40 niños en un mes, más de uno diario.
El año 1.837 fue el de mayor poderío de la facción carlista, a primeros de año Cabrera reaparece en el Maestrazgo, aunque permanece inactivo a causa de una herida, el 16 de marzo victoria de las fuerzas carlistas en Oriamendi, en el mes de junio la llamada Expedición Real de la que formaba parte D. Carlos, cruza el Ebro y recorre el Maestrazgo bajo la protección de Cabrera, dirigiéndose a Valencia, en julio es derrotada el Chiva por el general Oraa, lo que la obliga a retroceder al Maestrazgo, en el mes de septiembre la Expedición se encuentra ante Madrid, la vanguardia formada por la caballería de Cabrera esta junto las tapias del Retiro, se retira sin intentar el ataque a la capital. El 18 de junio fue promulgada la constitución “progresista” de 1.837, el 29 de julio se promulga la segunda amortización de Mendizábal, de junio a diciembre se suceden tres gobiernos, lo que da constancia de la inestabilidad política en que se encuentra el país.
El 21 de enero según publica la Gaceta de Madrid la noticia del paso de una columna comandada por Cabrera, por las inmediaciones de Castellón, debió de tratarse del regreso del mismo al Maestrazgo, después de abandonar la expedición Gómez, y en el mes de Julio la Expedición Real, inicia una serie de acciones contra Vinaroz y Castellón, no llegando a ocupar dichas poblaciones, en noviembre tiene lugar el primer sitio carlista de Llucena. Las acciones sobre Llucena, que empezaron noviembre de 1.837, fueron constantes en 1.838. La posesión de Llucena significaba para los carlista, el disponer de una plaza fuerte fácil de defender, y cercana a la Plana, tras esquilmar los pueblos del Maestrazgo, la Plana era el objetivo necesario para el abastecimiento de las tropas carlista, la repercusión de los sitios de Llucena sobre l’Alcora fue catastrófica, la posición de la cima de San Cristóbal permitía a los sitiadores controlar los movimientos de la fuerzas isabelinas mandadas desde Castellón, a parte la indefensión en que se encontraba el pueblo, con una gran cantidad de partidarios carlista en la población, propició que el pueblo estuviese a partir de diciembre del 37 y todo el 38 bajo el control de las fuerzas carlista. La situación de l’Alcora como en los años anteriores se refleja en la evolución de la población, en el año 1.831, año anterior a la epidemia de cólera, el saldo demigráfico de la población fue de 112 personas, en 1.837 en saldo fue cero.
San Cristóbal, visto desde las afueras de l'Alcora sobre 1960 los cambios en esta parte del pueblo debieron se mínimos desde 1830 |
Si 1837 fue el año de mayor expansión carlista en España, 1.838 fuel el de mayor supremacía en el Maestrazgo y resto de la provincia de Castellón, en 26 de Enero los carlistas toman Morella, que permanecerá bajo el dominio carlista hasta mayo de 1.840, el ejercito de Cabrera se hace fuerte en todo el interior de la provincia de Castellón, su objetivo es el consolidad una línea de plazas fuertes, que partiendo de Morella por San Mateo, Llucena, y Tales, consolidasen su ocupación, aparte de facilitarle sus salidas de rapiña sobre las planas litorales, sobre todo la Plana de Castellón, para poder lograr sus objetivos la plaza de Llucena les era de vital importancia, pues con su ocupación se aseguraban el dominio de la atalaya que sobre la Plana, representa la sierra de l’Alcora, así lo entendieron los dos bandos combatientes, los cuales se enfrascaron en una serie de acciones alrededor de LLucena que ocuparon todo el año 1.838 y parte del 39, los carlista sitiaron Llucena en noviembre de 1.837, marzo, julio-agosto-septiembre de 1.838, y prácticamente de febrero a septiembre de 1.839. El mantenimiento de los sitios de Llucena implicaba la ocupación de l’Alcora, al menos de las sierras al oeste de la población, sobre todo la cumbre inmediata de San Cristóbal, Mundina relata que el 3 de Abril el general Borso que se dirigía a Llucena libró, una fuerte batalla con las facciones carlista fortificadas en la inmediaciones de l’Alcora, y que aunque al principio logro desalojarlas de sus posesiones, tuvo que volver a Castellón al verse acosado por la gran cantidad de facciosos que se encontraban por las montañas, aunque las citas a l’Alcora tanto en la Gaceta como en el BOP de Castellón son mínimas, si que con fecha 15 de Julio se cita en la Gaceta, la presencia de siete batallones de facciosos, el 23 y 24 de Agosto se hace referencia a la “bajada a l’Alcora de Cabrera con cinco batallones” , las acciones durante 1.839 fueron constantes, la l’Alcora tan pronto figura como ocupadas por las fuerzas liberales, siendo retaguardia de las acciones para romper el sitio de Llucena, como por los carlistas a falta de acciones de los liberales, así el 2 de febrero son los liberales los que ocupan la población, abandonándola al no haber roto el sitio, las fuerzas carlista ocupando las alturas inmediatas a la población no tenían ninguna oposición para moverse por el pueblo con toda libertad, incluso se debieron alojar en él mismo cuando no se sentían acosadas por las fuerzas gubernamentales.
A partir del 31 de Agosto de 1.839, con la firma entre Maroto y Espartero del convenio de Vergara, a pesar del rechazo por Cabrera, la situación en el Maestrazgo cambia radicalmente, la totalidad de los ejércitos del Norte al mando de Espartero y O’Donell, se vuelcan sobre el territorio controlado por Cabrera, las fuerzas carlista van abandonado posiciones, así con fecha 3 de noviembre de 1.839, la Gaceta publica una noticia datada en Almenara, que hace referencia a la victoria de las fuerzas gubernamentales en los altos de l’Alcora y en las inmediaciones de la Invicta Llucena, está fue la última acción de importancia de la zona, dando cuenta de la descomposición del ejercito carlista, que se está agrupando en torno a Morella. En estas últimas acciones en los alrededores de Llucena, la fuerzas liberales estaban comandadas por O’Donel, estas acciones le valieron el título de Conde de Lucena. El 26 de noviembre de 1.839 el pueblo de l’Alcora es condenado a pagar 3.176 reales con 17 maravedies, por efectos robados por los facciosos en la Fábrica del Duque de Híjar, los que se entregan al intendente de la misma.
De resultas de estas acciones, a Llucena se le concedió el título de Leal e Invicta. El sacrificio de las gentes de l’Alcora, no fue reconocido, incluso se la perjudicó en alguna concesión gubernamental.
La situación extrema que se vivió en l’Alcora, queda reflejada en su evolución demográfica, en el año 1.838, se produce una considerable baja de natalidad, los nacido es este año son 138, mientras que en los años inmediatos eran unos 255, la mortalidad, que en los años de 1830-1831 fue de alrededor de 165 defunciones, se elevo a 301, como venía siendo habitual la mayor incidencia se produjo entre los “albaets”, con 152 tres veces la de 1.831, siendo un tercio superior los adultos , 152. El saldo demográfico fue de menos 163 personas. La visión de los actuales conflictos, con el gran padecimiento de los más débiles, los niños, es una constante en todos los conflictos.
En el año 1.839, la natalidad sigue manteniéndose baja con 179 nacimientos, las defunciones siguen siendo superiores a los años anteriores al conflicto, en cuanto a adultos con 104 defunciones se llega a los niveles de 1.831, pero las de los niños “albaets” siguen siendo el doble, la desnutrición producida por la falta de alimentos, debido al aislamiento y los saqueos, debió ser la principal causa, a la habría que añadir las malas condiciones de salubridad, a las que se uniría la desidia y desesperanza de la población, sometida a tan duras condiciones de vida.
El 30 de Mayo de 1.840 el ejército de Espartero toma Morella, en junio Cabrera cruza el Ebro y en el mes de Julio todavía con un ejército de 10.000 hombres, atraviesa la frontera de Francia, dando término a la guerra. En los años siguientes l’Alcora empezó a retomar la vida normal, agobiada por el pago de los impuestos que los años de guerra no fueron satisfechos, la reclamaciones de la Diputación publicadas en el BOP, son numerosas durante los años 40 y 41, el año 1.841 la mortalidad infantil se vuelve a disparar con 229 defunciones y un saldo demográfico negativo de 25, tal vez a consecuencia de los sufrimientos y las penurias pasadas a consecuencia de la Guerra.
Durante los 12 años transcurridos desde 1.830 a 1.841
la supervivencia infantil fue solo del 39,30 %, sobre los nacidos, y el saldo vital fue de 52 persona. La epidemia de cólera del año 1.833, y el desarrollo de la Primera Carlista, llevaron a la población a una situación de extrema precariedad, la Real Fábrica empezó su prolongado declive de cien años, terminado su actividad en la década de 1.930, otra terrible década para l’Alcora y España.
Para concluir este trabajo es importante el conocer el posicionamiento ante la guerra del Duque de Hijar, antiguo señor jurisdiccional de l'Alcora, y dueño de esa época de la Real Fabrica, se ha desarrollado en otra entrada disponible en el siguiente enlace Duque de Híjar
[1] Como saldo demográfico considero la diferencia entre los nacimientos menos defunciones, sin tener en cuenta el saldo migratorio.
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